++Bitácora táctica de O’Shaserra++
++Prioridad: Éter 1 – Análisis del teatro de operaciones++
++Ubicación: Órbita oculta sobre Volkus, a bordo del Ta’lissera'ka'la++
Volkus continúa siendo una herida abierta en el costado de esta región estelar. Cada amanecer —si es que a esa lóbrega claridad puede llamársele tal— revela más de la insensatez que define a las especies menores. La superficie está salpicada de enfrentamientos aislados, sin lógica aparente, sin líneas definidas. Un conflicto como este desafía incluso la capacidad de cálculo de nuestros drones tácticos.
He ordenado el despliegue de una Bandaestirpe kroot hacia el epicentro de lo que los imperiales llaman Sanctus Elaria. Allí, entre los escombros de una catedral en ruinas, se alza la estatua de una de sus santas. Es una anomalía: intacta entre la devastación, desafiando incluso los impactos de obuses orkos y ataques orbitales previos. La simetría de lo improbable sugiere algo más. Bajo esa piedra tallada con devoción primitiva, debe ocultarse tecnología... o algo aún más antiguo. Quizá un artefacto de arcanotecnología que incluso ellos ignoran poseer.
Los kroots han recibido órdenes claras: infiltrarse, identificar, recuperar. El artefacto es prioritario por encima de la supervivencia. Su sacrificio, si es necesario, será recordado en los registros de T'au’va como una acción vital por el Bien Supremo.
Mientras tanto, nuestras escuadras Véspides prosiguen con las operaciones de sabotaje sobre el Macizo Ballistus. El Gran Cañón es un bastión de artillería grotescamente eficiente, anclado en la arquitectura industrial de una era decadente, pero sigue siendo la piedra angular de la defensa imperial del sistema Kassandras. Su destrucción es imperativa. Nuestros enjambres alados han destruido ya varios sistemas auxiliares de puntería, aunque las defensas internas aún resisten.
Los Orkos actúan, como siempre, sin lógica. Disparan a todo lo que brilla, ruge o se mueve. A veces incluso entre ellos. No obedecen más táctica que la violencia instintiva, pero su brutalidad ha desviado más de un batallón imperial de sus verdaderos objetivos. De forma paradójica, su barbarie nos está abriendo corredores.
Lo más inquietante son las fuerzas del Caos. Varias bandas de guerra —adoradores de entidades disformes, portadores de signos blasfemos y carne mutada— han comenzado a congregarse en torno a la catedral. Su presencia es como un cáncer psíquico que corrompe incluso el terreno que pisan. El combate allí se intensifica: marines espaciales de algún Capítulo no identificado mantienen su posición con determinación fanática, protegiendo algo que ellos mismos quizás no comprenden.
Nuestros informadores kroots han interceptado murmullos entre los imperiales. Se repite una palabra: Despertar. No sabemos si es una alusión al artefacto, a un ente del disforme... o una superstición surgida del miedo. Lo cierto es que la intensidad de su resistencia en torno a la estatua ha aumentado.
Sea lo que sea lo que yace bajo la piedra, lo temen. Y eso, para nosotros, es motivo suficiente para obtenerlo.
++Fin del informe++
Por el Bien Supremo.